Esa misma situación grave e inminente de contagio sirve para que los trabajadores puedan interrumpir la actividad, señala la guía. Esta decisión, señala el texto se ha de adoptar por la mayoría de los empleados, el comité de empresa o los delegados de prevención. El texto del ministerio también aclara que se debe tratar de “una situación excepcional”, con “una interpretación restrictiva” de lo que supone el riesgo.
A renglón seguido advierte que “la inmediatez del riesgo, la mera suposición o alarma social generada” no son suficientes para entender que se cumplen los requisitos de la normativa.