Hay indicios creíbles de que esta vez la reforma del empleo público puede ir en serio. En el ámbito estatal, contamos con el Informe de la Comisión para el estudio y preparación del Estatuto básico del empleado público y, en el ámbito de Catalunya, se ha hecho público el Informe sobre buen gobierno y transparencia administrativa, que, entre otros temas, señala la necesidad de llevar a cabo una reforma en profundidad del empleo público, para cuya finalidad se está acabando de elaborar el correspondiente Libro blanco. Con independencia del ritmo y el alcance de ambas reformas, parece oportuno reflexionar sobre qué lecciones podemos extraer de las reformas aprobadas en los últimos cuarenta años.
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